La piedra: cuidado y protección

Fachada Iglesia del Carmen. Valencia
Areniscas, piedras calcáreas, mármoles o granitos, han sido utilizados en el mundo como material para la construcción como soporte y decoración en relación a factores como la disponibilidad local, facilidad de extracción y elaborabilidad, mientras que prácticamente nunca fue valorada su duración en el tiempo.

No existían medios y conocimientos científicos suficientes para comprender dichos aspectos y hasta la llegada de la revolución industrial, el ambiente determinaba unas condiciones mucho más modestas que las que tenemos actualmente.

Es en 1861 cuando, por efectos de contaminación causados por el desarrollo industrial en Inglaterra, se crea una comisión encargada del estudio del deterioro de las Houses of Parliament.



Deterioros relacionados con las lluvias ácidas y la contaminación atmosférica, son problemáticas que en el curso de algo más de 100 años, han provocado daños irreparables a nuestro patrimonio artístico que han llevado al desarrollo de sistemas y tecnologías para la restauración.

Los factores del deterioro

Las piedras y materiales lapídeos están considerados genéricamente medios porosos. Los medios porosos se caracterizan por su capacidad de ser penetrados y/o atravesados por partículas tales como oxígeno, dióxido de carbono, agua, acetona u otros disolventes orgánicos. Esta capacidad para ser penetrado y el hecho de no ser un cuerpo compacto, hace que los materiales lapídeos estén sujetos a diversos fenómenos de alteración.

Una de las causas principales de deterioro es la propia contaminación del aire, que determina la presencia en el ambiente de dióxido de carbono o compuestos de azufre y nitrógeno, causando depósitos y alteraciones en la superficie. Una de las más conocidas y estudiadas son las llamadas costras negras, que afectan a prácticamente todos los monumentos situados en zonas urbanas.

El agua, por ejemplo, mediante su combinación con compuestos de azufre y nitrógeno liberados en el aire, dan lugar a compuestos ácidos capaces de atacar fuertemente la matriz del material creando fenómenos de erosión.

El avance de las técnicas de limpieza y restauración

Hasta comienzos de los años 70 la restauración de superficies lapídeas era afrontada con tecnologías dañinas como raspados, cepillados mecánicos o lavados, que se hicieron en muchísimos monumentos con el objetivo de eliminar la pátina deteriorada de la piedra para volverle a dar vida, pero perdiendo así las decoraciones y elaboraciones artísticas que en la mayoría de veces caracterizaban los bienes patrimoniales.

Afortunadamente desde finales de los años 70 se tomó conciencia de los daños que estas técnicas producían erosionando la superficie de la piedra y se introdujeron técnicas más delicadas desarrollando materiales adecuados que imitaban la restauración pictórica.

Actualmente, se hace distinción entre la pátina testigo del tiempo transcurrido y las incrustaciones de polvo y suciedad provocadas por contaminantes y la desidia del hombre. Ahora, se tiende a limpiar la piedra con sistemas que aún eliminando las incrustaciones no dañen la pátina. Se introduce además el concepto de conservación con técnicas dirigidas a limitar los efectos producidos por el paso del tiempo.

En resumen, durante el curso de la historia el material lapídeo ha padecido cotidianamente el ataque de innumerables factores de deterioro como el paso del tiempo, la polución atmosférica y más actualmente los actos de vandalismo.

Es necesario conservar y proteger la piedra de estas circunstancias con unos métodos eficaces y compatibles con la misma material, que sean capaces de actuar selectivamente sobre las causas del deterioro reduciendo al mínimo indispensable el campo de intervención y salvaguardando el conjunto total de la estructura.

Entre las características y propiedades que han de tener los productos a utilizar están la invisibilidad, biodegradabilidad, respeto de la pátina y color original de la piedra, así como ausencia de sustancias tóxicas en su composición.

Consolidación y protección

Distinguir entre consolidación y protección no resulta siempre de gran utilidad, ya que las dos operaciones coinciden en su objetivo común de mejorar la resistencia del material a factores de distinta naturaleza.

El objetivo de la consolidación es mejorar el comportamiento mecánico de los materiales lapídeos. Se hace necesaria cuando la piedra ha perdido su cohesión tanto en superficie como en profundidad y su deterioro se encuentra en avanzado estado hasta el punto de temer por la integridad física del material a consolidar.

Se trata naturalmente, de recuperar las condiciones de la piedra antes de la restauración, ya que tratar de obtener resistencias mecánicas superiores a las iniciales llevaría a tener una capa cortical con propiedades elásticas muy diferentes a las de la piedra sana, con el consiguiente peligro de que se  produzcan microfracturas en la interfaz entre la zona consolidada y la no consolidada.

El objetivo principal de la protección es impedir la penetración del agua en el material, aspecto que ralentiza o inhibe muchos procesos de deterioro y reduce al mismo tiempo la eficiencia de captura de las partículas debidas a los contaminantes atmosféricos.

Tanto los consolidantes como los protectores pueden ser incluidos en la familia más genérica de adhesivos, es decir, compuestos constituidos por un aglomerante polimérico y cargas de distinta naturaleza que tienen el objetivo de adherir los granos que constituyen el material lapídeo creando, en el caso de los consolidantes, puentes de enganche que devuelvan la cohesión a la piedra y, en el caso de los protectores, superficies hidrófobas que eviten aportaciones de agua dentro del material.

Proteger la salud del restaurador

En las labores de limpieza, consolidación y protección de la piedra, es importantísimo cuidar la salud del restaurador por la utilización de productos con agentes químicos fuertes, disolventes... Lo ideal son productos al agua y solo cuando sea estrictamente necesario, productos con disolventes de bajísima toxicidad. Ej. sería el alcohol etílico que presenta los mejores valores de toxicidad.

Es necesario formular los productos optimizando su función desde el absoluto respeto de la salud del trabajador. Ejemplo son los consolidantes de Kimia - línea KIMISTONE- que, utilizan un disolvente alcohólico que presenta una baja tensión superficial y permiten una rápida penetración de los principios activos dentro de la estructura porosa. Esto unido a su reducida toxicidad con respecto a otro tipo de disolventes, mejora considerablemente las circunstancias para que el aplicador realice el trabajo protegiendo su salud.


Pintadas vandálicas y su eliminación

Cada vez son más comunes, especialmente en los cascos antiguos de las ciudades, las agresiones causadas con barnices, rotuladores, sprays... Estos materiales se caracterizan desgraciadamente por una elevada capacidad de adhesión al soporte, ya que están precisamente pensados para quedar marcados permanentemente sobre la superficie.

Los sprays utilizan disolventes de elevado grado de penetración y, por tanto, una vez pintada la superficie resulta sumamente difícil efectuar su limpieza sin alterar de forma permanente el material lapídeo.

Para combatir estas agresiones es necesario utilizar productos formulados que impidan la adhesión de estas inscripciones a la piedra. La creación de una capa que, invisible a simple vista, haga que las partículas de los barnices se adhieran sobre dicha capa y no sobre la piedra. El producto actúa por tanto como una barrera de sacrificio que podrá ser quitada fácilmente con agua caliente.

Kimia dispone tanto de productos adecuados para la protección contra graffitis -Kimistone DEFENDER- como de productos para la eliminación de las inscripciones vandálicas en el caso de que no se hayan realizado intervenciones de protección precedentes. Es el caso del Kimistone GRAFIXMOOVE, formulado para solubilizar las manchas realizadas con spray, tintas o rotuladores sin alterar las superficies de piedra y mampostería.


La piedra requiere una serie de cuidados que garanticen una satisfactoria función y cualidada estética a lo largo de su vida. Es necesario mantenerla en un estado óptimo de limpieza, consolidación y protección, ya que de lo contrario aceleraremos su proceso de deterioro y en conjunto, el deterioro del bien histórico en el que esté presente.

A su vez, es sumamente importante qué tipo de piedra vamos a tratar, conocer sus características para poder realizar la mejor intervención. Kimia ha elaborado un Informe con el estudio de varios tipos de piedra: Mármol Travertino Ibérico, Piedra Maragata, Caliza Lajosa ó la Caliza del Páramo, son algunas de las incluidas en el Informe, sobre las que se ha plasmado información como masa volúmica, zona de extracción, resistencia a impactos y heladas, acabados.... etc. Si estas interesado/a en consultar este Informe puedes solicitarnos una copia sin ningún compromiso en info@kimiaiberica.es


¿Qué opinas sobre este tema? ¿Te gustaría aportar algún dato no incluido en el artículo o alguna experiencia en el cuidado y protección de la piedra? Esperamos tus comentarios!




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